Si mi voz de hombre supiera cantar una nana
y aquella no-vida tuya reviviera de su letal sueño…
Pero apenas me quedan fuerzas
para arrimarme a la cuna
y estos ojos tristes que con mi historia cargan.
Si la piel desnuda que anhela tu presencia
puliera sus astillas, y entonces
hacerte agua, calma, pasión sin frío…
Pero no soy más que un niño que fue creciendo,
extraño entre tantas repeticiones ajenas.
Si la distancia no fuera desgarro,
y mi palabra un torpe aliento
que el aire se lleva,
entonces mi ser, este ser entero de mitades,
al dolor que te asedia
transformaría en consuelo.
No debe gestarse la verdad en el desconcierto.
Dos cuerpos se encuentran
y quieren cumplir la promesa,
perpetuar la noche sin descanso,
hacer del silencio refugio compartido.
Ir más allá de la caricia.
Y si mi voz de hombre trajera a tus labios
perlas que son besos,
besos que son entregas
libres al fin de ataduras,
nana de vida habría murmurado
sin un solo quiebro
esta boca mía que se quema,
cada verso una templanza,
cada quietud una conquista
sin armas enfrentadas
de todos los nombres del amor.
Un puñado de azul sobre grises,
un color que aún no conoce el lienzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario