Se llena mi palabra de arena
y mi boca escupe fuego
como una mordaza.
Aquí, en la casa, no hay cobijo,
sino pasión que duerme sin morirse.
Aguárdame en la dentellada precisa,
húmedo de ti y de tu alma.
Aguárdame mañana, hoy y siempre.
Sin quejarte aguárdame
en esta espera que es distancia,
viviendo la ausencia.
No hay punzada que me mate,
no hay esperanza destrozada,
no hay dioses ni canallas.
Hay besos y versos, y árboles al viento.
Hay mar, hay agua.
Desnudas eres y desnuda te veo,
de cristal atado a mis dedos,
de piel trémula cuando me acerco.
Mis ojos se ciegan, pero aún no estoy muerto.
Respiran mis labios el aire que no existe,
se aplaca la sed. Y sobrevivo.
y mi boca escupe fuego
como una mordaza.
Aquí, en la casa, no hay cobijo,
sino pasión que duerme sin morirse.
Aguárdame en la dentellada precisa,
húmedo de ti y de tu alma.
Aguárdame mañana, hoy y siempre.
Sin quejarte aguárdame
en esta espera que es distancia,
viviendo la ausencia.
No hay punzada que me mate,
no hay esperanza destrozada,
no hay dioses ni canallas.
Hay besos y versos, y árboles al viento.
Hay mar, hay agua.
Desnudas eres y desnuda te veo,
de cristal atado a mis dedos,
de piel trémula cuando me acerco.
Mis ojos se ciegan, pero aún no estoy muerto.
Respiran mis labios el aire que no existe,
se aplaca la sed. Y sobrevivo.
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