No puedo ser neutral. Hace tiempo
que sigo a conciencia la carrera artística de Bunbury. Ninguna de sus canciones
me deja indiferente. Escasean los autores que se reinventan a sí mismos,
desafiando las reglas establecidas por la industria y las modas, pero sin
perder su identidad musical. O mejor, sin cejar en el esfuerzo de construirla,
de hallarla, pese a las crisis personales. Bunbury las ha tenido y muy
profundas.
Ahora se anuncia un nuevo
trabajo, “Palosanto”, un disco que se presume ambicioso a juzgar por su
extensión. Advertencia de experto (sonrisa sin malicia): cuando Bunbury se
extiende es que detrás de cada verso y de cada acorde hay mensaje.
Aunque con letra aparentemente
sencilla, el primer single nos arroja a la cara mucho, mucho mensaje. Además, “Despierta”
–tal en su título rotundo- ya no podría entenderse sin la cámara magistral de
Alexis Morante. El cineasta nos ofrece una visión inédita de su Algeciras natal,
centro neurálgico de la catástrofe que despertará a sus moradores obligándoles
a ponerse a salvo: el mar se ha secado, el cielo oscurecido, el aire arde y
platillos volantes acechan. Pero no todos lo logran. Sólo un puñado alcanza la pequeña barcaza de pabellón
indefinido y rotulada con la leyenda “Dios es amor” que los llevará lejos,
fuera de este mundo.
Porque este mundo está pudriéndose
y hay que irse. Niños abandonados y tediosos parroquianos de un polvoriento bar
portuario salen del letargo cuando cuatro buceadores apocalípticos hacen
astillas, con arpones y anclas, las pantallas de los televisores que
transmiten, como una letanía mortífera, los discursos inútiles que los
gobernantes y poderosos del planeta repiten una y otra vez, mientras el mundo
se pudre. Como anticipo de la catarsis, Bunbury, nada más iniciarse el relato,
toma un bate de béisbol y pulveriza la imagen de Rajoy, nuestro presidente. Es
el primero que cae.
Acérquense al video. Acérquense a
la canción. Les aseguro que, a poco a que abran sus conciencias, se acercarán a
sí mismos. “Hoy te sientes distinto porque eres
distinto”, canta Bunbury. “No importa qué digan. Si no es alimento, que se
lo lleve el viento”. Hasta el párroco subido al campanario de una fantasmal Iglesia
de la Palma -protagonizado por el actor Bueno Belloti, también nacido en Algeciras-,
decide trocar sotana por neopreno de hombre-rana, color sangre de Cristo.
Porque este mundo se pudre y hay que huir.
Pero no podemos huir. Por el
momento no hay otros mundos habitables. Lo que Bunbury nos propone va más allá
de una modificación estratégica o de una mutación meramente intelectual. Quien
vea las imágenes, se adentre en la canción y se quede en eso no habrá entendido
nada. El mundo se pudre, parece el infierno. De hecho, nunca fue un edén.
Cuanto podemos hacer, lo realmente decisivo, es cambiar nuestro espíritu,
despertar, renacer cuando todavía no todo es ceniza.
Si la narración les suena a tono
bíblico, están en lo cierto. En el Antiguo Testamento y los textos de la Torah
hebrea se narra algo parecido: el cuentecito del diluvio universal y el arca de
Noé. La historia del ser humano es reiterativa hasta el hartazgo. ¿Comprenden
ahora el mensaje de esperanza? Tal vez sea posible rectificar las líneas de las
manos.
1 comentario:
Suscribo y me suscribo. Anoche mismo dediqué le un buen rato a esto nuevo de Bunbury y sin duda me mantuvo "despierta". Hace años que también lo sigo, a veces literalmente en cuanto a lo musical y disfruto con sus mensajes y con él mismo. En fin saluditos, (De MJosé para Kiko, un besazo en este reencuentro virtual)
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