Soy deseo y ella poema.
Quería silencio al caer la noche,
lo
imposible quería,
la calma y
no el gemido,
pues ¿cómo hacer que la pasión
no grite estremecida?
Los besos
que se guardan
son ahogos
de anhelos.
Muertes
pequeñitas
de un vivir
más grande.
Soy deseo y
ella poema.
Mar y
cadencia.
Y pugnando por ser libres
los labios
escaparon,
escaparon,
escaparon,
y en el
aire de su cuerpo
mis dedos
calientes
fundieron
los versos que le debo.
Dos
extraños se aman un momento,
y allí, en
el rapto que los devora,
la
existencia se reduce
al universo
entero.
Dame esa
vida inmensa
que llevas
dormida.
Dame tu humedad,
la tibieza,
el cansancio,
el sueño, el despertar.
Cuando el
amanecer te alcance,
ahíta de
placer, desnuda,
arrebátate del lecho
si no me pertenece.
Me conformaré,
en mi soledad de amante,
con la
huella de tu piel,
y el vacío intenso
colmarás
con el aroma de los lazos quietos
que de tu
imagen ausente se desprende.
Seré deseo, otra vez.
Lágrima
viva por dentro.
Serás mujer, mi poema siempre.
Serás mujer, mi poema siempre.
1 comentario:
Bello!!! Tremendo poema...Haces querer ser un verso en el.
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