Morimos un poco cada día que
transcurre y no hay nadie a quien decir “Te amo”. La otra tarde Álvaro fue
capaz de expresar que ama sin necesidad de pronunciar una sola palabra. Le
bastó la ausencia de Jessica.
Álvaro Calvete acaba de publicar
su primera novela, “La alianza de los reinos”, una fábula épica que nos lleva a
territorios imaginarios y a personajes heroicos. Durante el acto de
presentación de su ópera prima confesó que, después de varios intentos,
al fin encontró la inspiración en la música de bandas sonoras.
Álvaro duerme con un lápiz y un
pequeño bloc de notas a su lado, para que la idea luminosa que de repente
aparece, fugaz pero intensa, no se le escape cuando está a punto de ser vencido
por el sueño. Son pocas las precauciones, me consta, cuando uno cae atrapado en
la necesidad de contar una historia. Truman Capote llamaba “coma creativo” a
ese rapto extraño en que el escritor, entregado a su obra, apenas intuye que al
narrar el fruto de su imaginación en realidad ofrece una singular versión de
sus miedos, sus anhelos y su concepción de la vida.
Álvaro es maestro. Por eso nos
alertó sobre las bonanzas y los peligros de internet, y encareció a los padres
de sus alumnos de primaria, allí presentes, a que animaran a sus hijos a leer.
Sabio consejo de un tipo joven que no tiene rubor en proclamar su pasión por
los videojuegos.
Álvaro ama. Nos lo descubrió
cuando, recién iniciado el acto, hizo alusión a la fuga de cerebros que padece
el país debido a la crisis. Y no pudo seguir hablando porque había llegado el
momento de recordar a Jessica, la ausente.
Jessica es una brillante
estudiante de ingeniería. Una preciosidad de mujer, por cierto. Su brillantez
no le viene por casualidad. Todo en ella es vocación y horas y horas de estudio
aplicado. Desde el pasado otoño vive becada en Italia, donde ultima el proyecto
de fin de carrera. Antes de esta feliz experiencia, Jessica arrimaba el hombro
a la economía familiar trabajando en pubs, en lo que saliera, con tal de
ahorrar a su madre el coste de la matricula. Álvaro estará a punto de aterrizar
en Roma a la hora en que redacto este texto. Acude a encontrarse con ella
durante unos días.
Si de épica y heroísmo se trata,
habría que decir que Álvaro, el maestro novelista, y Jessica, la bella
ingeniera, están escribiendo la historia más difícil, aquella que no podemos
hallar en ningún libro porque es única e irrepetible. Porque es real. Es la
auténtica historia que Álvaro nos presentó al tiempo que daba a conocer su
primera novela mientras echaba en falta a la mujer que ama.
Me fui del acto con discreción
luego de felicitar al autor de “La alianza de los reinos”. Pensaba en el modo de poner palabras a lo que
había presenciado. Entonces me di cuenta: arte y cruda realidad se entrecruzan para
de la vida tratar de extraer un poco de jugo. Entonces me di cuenta: la clave
estaba en el título de la novela que Álvaro había escrito. Reinos y alianzas.
Vínculos entre seres humanos que pelean por amar mientras pueden.
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