24/2/12

EL REINO DE LAS ALIANZAS


Morimos un poco cada día que transcurre y no hay nadie a quien decir “Te amo”. La otra tarde Álvaro fue capaz de expresar que ama sin necesidad de pronunciar una sola palabra. Le bastó la ausencia de Jessica.

Álvaro Calvete acaba de publicar su primera novela, “La alianza de los reinos”, una fábula épica que nos lleva a territorios imaginarios y a personajes heroicos. Durante el acto de presentación de su ópera prima confesó que, después de varios intentos, al fin encontró la inspiración en la música de bandas sonoras.

Álvaro duerme con un lápiz y un pequeño bloc de notas a su lado, para que la idea luminosa que de repente aparece, fugaz pero intensa, no se le escape cuando está a punto de ser vencido por el sueño. Son pocas las precauciones, me consta, cuando uno cae atrapado en la necesidad de contar una historia. Truman Capote llamaba “coma creativo” a ese rapto extraño en que el escritor, entregado a su obra, apenas intuye que al narrar el fruto de su imaginación en realidad ofrece una singular versión de sus miedos, sus anhelos y su concepción de la vida.

Álvaro es maestro. Por eso nos alertó sobre las bonanzas y los peligros de internet, y encareció a los padres de sus alumnos de primaria, allí presentes, a que animaran a sus hijos a leer. Sabio consejo de un tipo joven que no tiene rubor en proclamar su pasión por los videojuegos.

Álvaro ama. Nos lo descubrió cuando, recién iniciado el acto, hizo alusión a la fuga de cerebros que padece el país debido a la crisis. Y no pudo seguir hablando porque había llegado el momento de recordar a Jessica, la ausente.

Jessica es una brillante estudiante de ingeniería. Una preciosidad de mujer, por cierto. Su brillantez no le viene por casualidad. Todo en ella es vocación y horas y horas de estudio aplicado. Desde el pasado otoño vive becada en Italia, donde ultima el proyecto de fin de carrera. Antes de esta feliz experiencia, Jessica arrimaba el hombro a la economía familiar trabajando en pubs, en lo que saliera, con tal de ahorrar a su madre el coste de la matricula. Álvaro estará a punto de aterrizar en Roma a la hora en que redacto este texto. Acude a encontrarse con ella durante unos días.

Si de épica y heroísmo se trata, habría que decir que Álvaro, el maestro novelista, y Jessica, la bella ingeniera, están escribiendo la historia más difícil, aquella que no podemos hallar en ningún libro porque es única e irrepetible. Porque es real. Es la auténtica historia que Álvaro nos presentó al tiempo que daba a conocer su primera novela mientras echaba en falta a la mujer que ama.

Me fui del acto con discreción luego de felicitar al autor de “La alianza de los reinos”.  Pensaba en el modo de poner palabras a lo que había presenciado. Entonces me di cuenta: arte y cruda realidad se entrecruzan para de la vida tratar de extraer un poco de jugo. Entonces me di cuenta: la clave estaba en el título de la novela que Álvaro había escrito. Reinos y alianzas. Vínculos entre seres humanos que pelean por amar mientras pueden.   
  

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