31/12/11

CAMPANITAS A MEDIANOCHE


Este año viejo lo es tanto, que apenas le quedan unas horas. Los seres humanos necesitamos de la renovación y, a la vez, de unos anclajes que nos permitan asentarnos en unas señas de identidad reconocibles. Tal vez ahí resida la magia del ritual de las doce uvas y las doce campanadas: trazamos una línea divisoria en el tiempo con bríos remozados y, sin embargo, es posible que todo permanezca igual. O peor. 

Seguro que muchos, entre uvita y uvita, nos haremos solemnes promesas, por lo menos igual de grandiosas que las decepciones latentes. Mientras no descuidemos lo esencial, todo irá bien. Y lo esencial será alegrarse, aunque sea con prudencia, de que estamos vivos.

Pero, puesto que el año 2012 se aventura duro, no estarían de más un puñado de reflexiones en el pórtico del nuevo tiempo. Por ejemplo: ¿qué es ese rollo de la “globalización”? Los seres humanos siempre hemos sido globales, universales. ¿Acaso no lo fueron los viajeros y los descubridores, los grandes pensadores? Bajo esa nomenclatura pomposa se esconde la añagaza de la ideología neo-com para extenderse doquier, incluso por medio de la guerra. Doy por descontado que los profundos avances en las tecnologías de la información y en los sistemas de transportes han acortado distancias, pero en absoluto hemos logrado acercar conciencias.

Otra reflexión: cuidado con tantos recortes. Porque una cosa es adormecer conciencias y anestesiar al pobre con el deseo del consumo y del lujo (modelo vigente hasta estallar la crisis), y otra muy distinta es forzar al sistema hasta llevarlo a la quiebra social y que cada vez haya más gente en riesgo grave de pasar hambre y necesidad. El señor Capital debería haber aprendido ya que las revoluciones son la constante que moviliza a los pueblos contra los abusos del poder, cualquiera que sea su naturaleza.

Última reflexión por hoy: ¿quién salvará a Europa? Está claro: los europeos. Porque nos enfrentamos a un dilema histórico. La cuna de la civilización occidental está descuidando los valores de igualdad y solidaridad que había conquistado -y exportado a otros confines del planeta- luego de siglos jalonados por un belicismo atroz. Y lo estamos haciendo en pro de los requerimientos insaciables de la llamada “nueva economía”. El reparto equitativo de la riqueza era una vieja reivindicación que creíamos consolidada. Pero ha vuelto a escena con crudeza. Su reaparición se debe a que nuestro bienestar está amenazado. Es claro, pues, que sólo los europeos podremos salvarnos. El primer paso será darse cuenta de que no somos tan iguales, ni tan solidarios.

Inauguramos una época de mayor sobriedad. Lo celebro sinceramente: nos viene bien darle un puntapié al narcisismo colectivo que nos estaba corroyendo el alma. Pero no me hace ninguna gracia que al ciudadano medio (me incluyo) se le pida sacrificio y dar lo mejor de sí mientras la canallesca, a hurtadillas y con el plácet de las instituciones públicas, mercadean con la penuria ajena. La socialización del dolor sólo traerá más dolor. Cuidado aquí también, pues en el sufrimiento anida el odio. Con todo, venga ya el 2012. Por mi parte, intentaré darle la bienvenida que se merece: sin euforias, con calma, sonriéndole a mis miedos. Lo demás está por hacer.     

    


1 comentario:

Luján Fraix dijo...

HOLA
VENGO DEL BLOG DE BARBARA PORQUE ELLA NOS HA INVITADO A CONOCERTE. EN REALIDAD, FORMAMOS UNA GRAN FAMILIA QUE VA CRECIENDO.

INTERESANTE TEXTO QUE COMPARTO TOTALMENTE. BIENVENIDO 2012, SOLO ES UN CAMBIO DE CALENDARIO... NO CREO QUE HAYA NADA NUEVO POR EL MOMENTO. HAY QUE SER CAUTOS...

UN BESO GRANDE
ME QUEDO COMO SEGUIDORA Y TE INVITO A VISITAR MI SITIO, ESPERO QUE TE GUSTE.

lujanfraix.blogspot.com

UN ABRAZO.