Si pudiera desordenar las líneas rectas que surcan mis manos
y a las grietas darles el tacto suave que les falta.
Si cada error durante el tiempo transcurrido
no fuera lanza clavada en el pensamiento.
Si el pensamiento cediera
para dejar espacio a mis pasos sobre la arena.
Si las derrotas no existieran, tampoco las victorias,
la confusión, los pozos oscuros,
sino pétalos y perfumes, fluir del agua...
Pero la vida no es fragancia.
Búsqueda agotada del manantial
y reconstrucción del aire.
Sólo de vez en cuando viene un acorde que no es tuyo,
y te eleva.
Sólo entonces otro dibujo es posible
en el lienzo turbio de colores.
Porque sé que he muerto, escribo con otro aliento.
Porque sé de mi inconstancia, he de aprender de nuevo
a pronunciar cada palabra y cuidar del silencio.
Porque sé que el criminal me acompaña
he de deshacer la cárcel que lleva dentro.
Y todavía me digo: nada de quejas.
A tu voz no tengas miedo.
Tienes pasión en las venas y en los ojos una mirada.
Aquí no hay otra magia que la inventada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario