Con la
inspiración reseca, recurro al extraordinario verso de Quevedo: poderoso
caballero es don dinero. Todo es más simple, pero también más alarmante. Quien
justifica a Bárcenas -o a cualquier otro corrupto- es a su vez un corrupto en
potencia. Si no lo es, se debe a que los medios no están a su alcance o no se
halla en la situación propicia.
Provenga
de donde provenga, ya no debemos ser tolerantes con la corrupción. Pero
recordémoslo: venimos de un modo de vivir (tan vulgar, tan ignorante, tan
dañino) que justificaba que el político
metiera la mano con tal de que <hicieras cosas>. Esta corruptela
enquistada en el pensamiento del votante descubre la parodia de democracia que
habíamos construido entre todos. Bárcenas ha sido, hasta hace poco, senador.
Que yo sepa, dios no lo puso ahí.
Vaya
personaje, el señor Bárcenas. Aun no se ha enterado de que la moral existe. No
la moral católica, ni la ateísta, ni siquiera la moral partidista o ciudadana.
No, nada de eso. Me refiero a la moral de la moral. Al hecho de que uno es más
necio, y patán, y taimado, cuando hace gala sin tapujos de su cínica manera de
ser, del carácter insano que se forjó durante la crianza y más tarde, cuando
tocaba ponerse un poco en el lugar de los demás.
Sí:
hay señores/as que perdieron la vergüenza, los escrúpulos, el más mínimo
sentido del decoro y de la empatía. Tengo la ligera impresión (me río para mis
adentros mientras escribo: es convicción pura) de que el señor Bárcenas es uno
de los integrantes de esta casta de criaturas incalificables que nos ha tocado
sufrir en pleno siglo XXI.
Con
una fotografía en blanco y negro del desahucio de un desempleado le hubiera
dado al señor Bárcenas en sus narices cuando, a su regreso de un viaje de
placer (lleva razón Rubalcaba: ¿cómo es posible que aún no se le haya retirado
el pasaporte?), obsequió a los periodistas congregados en la terminal de
pasajeros con una linda peineta y una sonrisa de capataz montuno.
Pero
la gran pregunta es: ¿por qué Bárcenas no está ya en prisión preventiva? ¿Por
qué se siente tan seguro de sus movimientos, y va y viene por el orbe como si
el asunto no fuera con él?
Malos
tiempos para que tu cara bonita se asocie a la política o a la banca. Puede que
estés podrido de prebendes e influencias. Puede que te creas el amo del cortijo.
Y tal vez lo seas. Pero ya nadie cree en ti. Y no hay peor descrédito. Entonces
sucede: te has convertido en el bufón de ti mismo. Tienes un desecho por
cerebro. Tu inteligencia está enferma. En realidad, siempre lo estuvo. Existes
porque la democracia verdadera aún es débil y no te educaron para que fueras un
ser humano digno de tu especie.
1 comentario:
Artículo muy lúcido que suscribo y comparto.
Saludos.
Alberto Soler
lainfinitaespiral.blogspot.com
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