9/9/11

DOS CORAZONES SE MATAN

Dos corazones se matan y al dolor de la destrucción
sucede el dolor mayor de las soledades intensas.
Dos corazones se matan
y ahora bocas desnudas piden perdón
al dios de las heridas, rotas las creencias.

Uno miraba el mundo con ojos de niño que creció sin rumbo
y buscaba en la belleza el alimento.
Y el otro amó tanto que amó hasta donde pudo,
y por amar es llanto y se está muriendo.

Sólo de mis labios puede brotar el sabor,
el desespero, la templanza, el silencio.
Sólo de mis labios que esperan el aliento.
Pero se agotan como de la inocencia el verdor.

No hay quietud en la mañana.
Las horas transcurren entre ruidos sin forma,
un nido de almas implorantes de amor
que el véspero ciego acalla.

Dos corazones se matan mientras el hambre
acecha por los poblados
y la locura invade el sentir,
y al dolor de la muerte provocada
sucede la vida moribunda.
Y ahora piden los dos que se ahoguen los recuerdos,
encontrar en la memoria las piezas grises del tablero
y darles color a mediodía y calor de madrugada.

Y una palabra estalla, estalla, estalla,
y se hace corpórea, azul, blanca, diminuta marea.
Dos corazones se matan y piden ahora
que los velos caigan como muros de arena.
Y descubren que en los hechos involucrados estaban,
y la guerra infinita y el ser humano,
y el sinsentido de las palabras.

Pero una estalla, estalla, estalla,
y de quimera se transforma en agua,
en caricia sin espinas, en campos abiertos de luz y sin contiendas.
Dame paz y, después, di que amas. Di que amas y no te arrepientas,
pues no son malditas ni amargas las emociones, sino sus dueños con espadas.









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