Al inventor del fútbol habría que
erigirle un monumento que se viera desde los cuatro puntos cardinales y todos
los continentes, porque tal vez ningún otro fenómeno sociológico refleja con
tanta fidelidad el estrambote que subyace en la condición humana.
Sabemos que el fútbol moderno es
originario de las islas británicas, aunque nadie con un mínimo conocimiento en
los avatares históricos puede desdeñar la notable influencia ejercida por los
juegos circenses de la antigua Roma, con ese Coliseo lleno de gargantas que
pedían más sangre y ese pulgarcito del César de turno decidiendo el destino de
los gladiadores esclavos.
Desde finales del siglo XIX
-cuando se establecieron las primeras reglas del fútbol- hasta nuestros días
–en que han sido adoptadas las tecnologías punteras parta evitar la injusticia
del “gol fantasma”-, este deporte de estrellas que, por lo general, no saben
hablar, se ha transformado en una cuasi-religión definitivamente compartida por
todas las razas y países.
No hay manifestación deportiva más universal que al
mismo tiempo avive mayor festividad nacionalista. No hay otra filosofía más
extendida por el orbe porque todo parlante sabe de fútbol y opina. No hay
actividad privada legalizada que genere más lucro opaco. Todo buen papá anhela
que su hijo alcance la gloria del firmamento futbolístico y le quite de
trabajar. El fútbol de élite mueve millones y hay que ser estúpido si no se
desea una porción de la tarta.
Dicen los expertos que el fútbol
ha perdido romanticismo. Es posible que así sea. Es posible que haya sacrificado
su inocencia en la pugna por adaptarse a cada momento histórico, hasta llegar a
nuestros días, la era tecnocrática, del mercado global, de la austeridad
forzosa y de la multiplicidad de los mass-media. Pero también es posible que el
fútbol conserve el infantilismo de sus albores y que seamos algunos los que hayamos crecido para gritar con
verdadera pasión solo uno de cada diez goles. Al fin y al cabo, nada nos libra
de madrugar y no merece la pena amargarse la existencia si el campeonato lo
ganaron otros.
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