Amor a destiempo,
cal viva y lluvia ácida.
Un dios al que nadie adora,
una adoración que lentamente
te mata.
Amor a destiempo
y soledad impuesta como la piel.
Aire y sólo palabras.
Palabras que son tortura y pensamiento,
fronteras grises del ser que tu edad alimenta.
Heme aquí.
En el anhelo de tu presencia.
En el odio infame de tus gestos.
Heme aquí.
En el doloroso decaer de las miradas,
en la pugna por lo incierto,
arrojando los disfraces al vacío
del que proceden,
quemando máscaras al rugir
del viento.
Alas de mariposa que son heridas
de alfileres,
costuras de otro cuerpo.
Y estas ganas inmensas
del rostro que revienta
en agua y lágrimas.
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