28/10/11

ALEGRÍA Y PRECIPICIO

¿Sabéis lo peor de esta crisis? Que nos está robando la alegría de vivir en una sociedad justa y cabal. Lo peor de esta crisis es que cumple con todo escrúpulo el maldito patrón histórico que consiste en asfixiar siempre a los mismos y en llevarlos al borde del precipicio existencial.  

La razón de esta crisis no es la economía. La recesión, el vapuleo de los mercados a la deuda soberana, el desempleo forzoso y en creciente espiral, la quiebra de las familias, la avaricia de los banqueros y de quienes nos arrojamos a sus brazos creyéndonos nuevos ricos, constituyen sólo la consecuencia.

La razón de esta crisis hay que rastrearla rompiendo ataduras intelectuales, egoísmos y pretextos. Porque nos han disfrazado el drama y lo dosifican para hacernos creer que no estamos ante un momento histórico decisivo del que podemos salir mal parados porque carecemos de intuición para abordar el problema desde su raíz, y de ideas para establecer soluciones reales.

Es el maridaje perverso entre capitalismo y democracia lo que nos ha traído hasta aquí. Y este vector histórico, que es muy poderoso, es el que debemos combatir, superar, disolver. Porque el capitalismo se sustenta en la ambición sin límite. Y toda ambición de esta naturaleza obliga a perseguir un objeto aun a costa de los derechos de los demás. Sin embargo, la democracia auténtica hace de cada persona un valor a cuidar. Cuando este fundamento se olvida, la democracia se transforma en caricatura, en una trampa.

¿Qué democracia es ésta que permite que los grandes ejecutivos se llenen los bolsillos en pago de la ruina que han causado y, mientras tanto, la maquinaria judicial ni se inmuta? ¿Qué democracia es ésta que ha tolerado a gobernantes corruptos y los ha premiado con la posesión del cargo mediante nuestros votos? ¿Pero aquí qué pasa? ¿Que sólo se valora la poca vergüenza?

Es consustancial a la democracia el axioma del reparto. Pero aquí los beneficios se los reparten una minoría privilegiada, peligrosamente inteligente y tan avara como los aquejados de gula. Y el sacrificio, por el contrario, se socializa, hasta el punto de que, llevados por el enfado y por el afán de buscar un culpable, estamos defenestrando el valor de lo público, de lo que es comunitario por necesidad de coexistencia y paz social.

Provengo de una familia humilde. La vida me hizo un poco (risas) ingenuo y vehemente. Y a fuerza de torcerse las ilusiones, a fuerza de desengaños y de feroz autocrítica, a fuerza de abrir los ojos y ver la realidad y sus entresijos tal cual son, he aprendido a aceptar el hecho de que en cada ser humano hay un proyecto de tragedia que sólo se revierte si tienes suerte y la sabes aprovechar poniendo de tu parte. 

Vivimos en un sistema tóxico: esto también lo he aprendido. Y esta enseñanza es la más dura de todas, porque compruebas que formas parte del engranaje. Y es cierto: durante mucho tiempo se te va la alegría. Luego te levantas, más crecido, más prudente, dispuesto a afrontar el desafío. Y gritas en silencio: "No, tarúpidos de cuello almidonado. Ni mi alegría ni mi tristeza se venden. No os pertenecen."    

   

3 comentarios:

Bárbara Himmel dijo...

Me alegra que hayas aprendido..ahora hay que mantener esa actitud para todo en la vida y para toda la vida....No estamos en venta!No obstante tampoco sería bueno que perdiéramos la inocencia del todo,ya nada nos llamaría la atención..y nos convertiríamos en seres vacios,vanos...
De más está decir..que yo comparto
un besote,mi abogado amigo..y otro a Pitu..que anda vacacionando!!

Daniel Eduardo Gómez dijo...

Number one. Ja

Rebelde con causa Jose Antonio
Y te diría que con mucha causa

Tamally maak

Norma Ruiz dijo...

Jose:
es indiscutible que vivimos en un sistema perverso y corrupto.
Los màs necesitados son los que sufren, en el devenir de los tiempos hemos aprendido que se repite la historia.
comparto la idea.
ademàs de decirte que lo ùnico propio que no esta en venta es la risa o el llanto¡
besos enormes amigo