A ver si alguien entiende esta
frase: “La indemnización que se pactó fue in-diferido, en forma efectivamente
simulada, o lo que hubiera sido in-diferido en partes de lo que antes era una
retribución.”
Pierdan cuidado si no le
encuentran sentido alguno: no se han vuelto locos. Sencillamente se
trata de la (¿lúcida?) explicación que ha ofrecido la señora Cospedal para
justificar los millonarios emolumentos que el partido que nos gobierna venía
pagando al señor Bárcenas, en virtud del contrato laboral que les unía.
La frase que he transcrito es
textual. No merece la pena quitarle una coma ni añadirle acentos. Si algún
abogado laboralista la soltara en un juicio como parte de sus alegatos,
inmediatamente habría que retirarle la licencia. Pobre cliente. Mejor será que
no haga uso de ella el jurista que defenderá los intereses del PP tras la
demanda por despido (han leído bien) que ha anunciado el señor Bárcenas.
La locución clave no es “in-diferido”,
pero aclarémosla: intuyo que la señora de Cospedal pretendía decir “por
plazos”.
La clave es “simulación”. En concreto, sujetándonos a la literalidad
del discurso, la locución “en forma efectivamente simulada”. Se cubrió de
gloria la señora Cospedal al pronunciarla. O su asesor sin seso, que de todo
hay en esta viña sin vallar. Pues, con independencia de la autoría de la idea,
supone por sí misma un reconocimiento expreso de que algo huele mal. Fatal. Huele
a miasma pura. De no ser así, ¿para qué simular nada?
Un miura herido, descontrolado
pero astuto a más no poder: así parece estar procediendo el señor Bárcenas. Un
miura herido, pero forrado de pasta gansa que le permitirá pagar fianzas, buenos
abogados y expertos estrategas, con tal de seguir haciendo lo que ya hace:
poner en jaque a un Gobierno y al partido que le sustenta, sin que ni el uno ni
el otro sean capaces de dar una explicación no diremos sensata, sino por lo
menos coherente, racional, creíble. Y cuando no se da, ¿será porque no se tiene?
Pero la cuestión nuclear es: ¿nos
merecemos los ciudadanos este espectáculo lamentable? ¿Qué piensan para sus
adentros los votantes de buena de fe del modo en que el PP está gestionado
asunto tan gravísimo?
Si nuestra intención es
aproximarnos a un análisis riguroso de lo que está sucediendo, habrá que
concluir que “el caso Bárcenas” constituye una manifestación más de la
obscenidad que rodea la ejecutoria de quienes han ostentado muy dignas
responsabilidades públicas.
En apenas año y pico hemos tenido
que tragarnos que el anterior Presidente del Consejo General del Poder Judicial
viajaba de lujo a costa del presupuesto. Que el señor Urdangarín ha podido
aprovecharse de su estatus en la Casa Real para defraudar a las
Administraciones Públicas (con la connivencia de sus gestores, claro, porque de
otro modo resultaría improbable). Hemos tenido que tragarnos que altos
ejecutivos de la Junta de Andalucía invertían en juergas y drogas el dinero
recaudado con impuestos... Y me detengo aquí.
Nuestra forma de gestionar lo
público se asemeja a un sainete, a una comedia de verano. Pero en realidad hace
mucho frío y el guión que estamos representando en el teatro de la vida es,
casi todo él, esperpento absoluto. Vaya el “casi” por aquellos que sufren esta
crisis tan injusta. Porque somos todos. Esto es lo que quizás no se comprende: todos, sin excepción, la
estamos sufriendo sin parar. Y no creo que sea por casualidad.
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